Todos los problemas que experimentan las personas, tienen su origen en una carencia afectiva, en una falta de amor. El amor no es que sea importante, es que es lo más importante. Las carencias afectivas que cada uno arrastramos, hacen que tengamos que lidiar en la vida con diferentes problemas, bloqueos o patrones que a priori, vemos como obstáculos insalvables o como cosas negativas, pero que únicamente nos están dando la oportunidad de hacer un aprendizaje.
Mucha gente piensa que amarse a uno mismo es una idea egoísta, pero si no somos capaces de amarnos y respetarnos, ¿cómo vamos a poder ofrecer a los demás eso que nos negamos a nosotros mismos?. Por ese motivo es importante empezar a trabajar en nuestra autoestima.
La idea es poder ver en tí y valorar eso que te hace diferente y especial, para así poder valorar en los demás aquello dones o cualidades que los hacen diferentes y especiales a ellos también.
Somos diferentes porque cada uno tenemos unas cualidades y unos aprendizajes que hacer, que no son los mismos para todos, pero somos iguales porque todos somos indispensables e importantes para el Universo, todos tenemos un motivo para estar en él y todos somos iguales en nuestra necesidad de ser amados y aceptados, aunque no todos lo veamos de forma consciente.
El principio de esos aprendizajes, es ser capaz de sanar las carencias afectivas que cada uno de nosotros tenemos y que se expresan de diferentes maneras en nuestra vida, ya sean a través de nuestros padres, hermanos y el resto de la familia, ó a a través de relaciones de pareja, de amistades, de relaciones laborales o de la relación mas importante que tenemos en ésta vida: la relación con nosotros mismos.
Queremos a alguien a cambio de que también nos quiera, nos valore o nos cuide o nos de la sensación de que valemos algo, pero no lo hacemos de forma incondicional, sin esperar nada a cambio y esto solamente ocurre porque no hemos sanado la raíz del problema, que no es otra que el hecho de no querernos y amarnos lo suficiente.